PARQUE NACIONAL DE MANUEL ANTONIO















Para llegar a este parque paramos primero en Quepos, típico pueblo costero tico. De camino hemos podido contemplar grandes plantaciones de palma, principalmente destinada a la exportación, en principio como aceite de cocina, cosa que no es cierta, ya que no es nada bueno. Se emplea, más que nada, en cosmética. La planta es productiva unos 7 u 8 años. Luego se le inyecta gasolina para matarla y se planta un indivíduo nuevo bajo ella. La planta joven precisa sombra, que se la proporciona la que va muriendo, mientras que la adulta, para ser productiva, necesita del sol, que obtendrá una vez retirada la vieja.

En la época lluviosa habremos pasado también por plantaciones de arroz, que en la seca serán melonares.

El parque precioso, combinando de una manera espectacular agreste selva, playa de arenas blancas y un mar más bien tranquilo, de aguas cálidas.

Lugar ideal para el avistamiento de muchos de los animales. Una pega, desde mi punto de vista: muy turístico. Se dan las condiciones para visitas más numerosas y da un poco la sensación de estar en un zoo. Los animales que más expectación levantan se sabe de antemano dónde aparecerán, con lo cuál da la sensación de que están enjaulados, en vez de en su selva. Pero es una apreciación personal.

Animales más fáciles de ver: monos carablanca, perezosos de 2 y 3 dedos, mapaches, muchas variedades de pájaros, alguna tortuga de agua, la salamandra jesucristo, ... y, por supuesto, la iguana (como el garrobo negro), reptil más que habitual en Costa Rica, en particular, y en Centro América, en general. El garrobo macho se diferencia esencialmente de la hembra por su larga cresta en la parte alta del lomo y hacia la cabeza. No se les hace ningún favor a los animales alimentándoles, sino al contrario. Cada uno tiene su régimen alimenticio natural que debemos respetar.

La playa espectacular: es obligado el baño en sus cálidas aguas. En estas playas la arena es blanca y fina, tipo Caribe, y el mar está bastante tranquilo.

CURIOSIDAD: El mapache es un animal nocturno y, sin embargo, en Manuel Antonio es el único lugar en donde ha cambiado a hábitos diurnos, con la esperanza de sacarles algo a los visitantes.

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